viernes, 11 de julio de 2025

Tori y los pájaros

Hoy hemos dedicado el día a los pájaros que dan no solo musicalidad al bosque, sino también equilibrio y vida. 

Nada más llegar nos reunimos en círculo para escucharlos. Al final de la mañana hacemos otro tanto. ¿Qué sentiríamos si dentro de unos años al hacer el silencio no escuchásemos tal variedad de trinos? Es algo que no debemos permitir. 

Recordamos las tribus que viven ligadas a los bosques que hemos ido conociendo. 

Como el lunes queremos secarnos tras el aguacero disfrutando de un polo, hoy nos ponemos a hacer una rica limonada con limones, azúcar moreno e hierba buena. Los pasamos a vasitos en los que colocamos un palito de madera y listo. 

Entre tanto algo ha sucedido... pasamos a un teatro improvisado para escuchar la narración "Tori y las tres historias de pájaros"

Un explorador francés que ha recorrido las arboledas de todo el planeta, les cuenta que en un bosque de Japón, en el de Akazawa, se encontró con un extraño yokai que solo contaba historias de pájaros. Se llamaba Tori y como a el le flipan los pájaros se hicieron muy amigos. Compartió con el explorador un secreto: "tras la luna llena, si me convocas, apareceré a tu lado."

Como sabía que Mundo Bosque estaba en este rincón de la Vega, y aprovechando que ayer fue luna llena, llama a Tori para que nos cuente una historia. 

Entre los dos nos narran tres historias con pájaros como protagonistas, pero mezcladas. Estas son "El Cuervo y el botón de oro", acontecida en la tribu india de los Baigas, "El guacamayo de las plumas mágicas" de los Yanomamis del Amazonas y "Las golondrinas y la semilla de calabaza", un cuento invernal que se narra en las cuevas Bosquimanas de Sudáfrica. 

Después del cuento, los niños y niñas desentrañan las moralejas del cuento: la importancia de compartir, de no darnos por vencidos o de hacer el bien sin esperar nada a cambio. 

Tras la merienda, a partir de un rollo de cartón, hacemos un abejaruco, el pájaro más colorido de los bosques mediterráneos. 

Con papeles de colores hacemos las plumas del cuerpo y a partir de una plantilla elaboramos la cabeza, las alas y la cola. Además, nos sirve de ambientador; en su interior colocamos un algodón impregnado de distintas esencias. 

Y tras el fin de semana nos esperan buenos árboles a cuyas sombras nos podremos cobijar y echar unas risas. 

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