Nos despedimos del verano haciendo multitud de cosas, sin dejar que la melancolía anule nuestras ganas de menear el trasero.
Empezamos la mañana envasando una deliciosa mermelada de calabaza y repartiendo los cds con todas las fotos de esta pequeña aventura. Esperamos que disfrutéis de la dulzura de ambas.
Y luego a superar distintas pruebas donde la cooperación fue la palabra mágica para poder realizarlas.
Cadenas de pelotas y de aros, trasiego de agua, las anillas, las cintas locas, la cuerda ciega, la torre de madera y el puente de bloques fueron algunas de ellas. Las superaron con ilusión y sonrisas.
También colaboramos en la realización artística de un gran mural de la isla.
Dibujaron palmeras, el agua del mar, peces de distintos colores y el cielo soleado.
Tanto esfuerzo merecía una también compartida merendola. Os agradecemos a todos vuestra colaboración.
Para demostrar que somos aprendices de Robinsón, cada uno demostró alguna habilidad.
Un baile con disfraz incluido, trucos de magia, leer al revés, aventuras narradas en inglés, movimientos sorprendentes de orejas, volteretas, pinos y saltos, la flauta que hace bailar monos pequeños y peludos o las acrobacias con las que Paula y Marta nos fascinaron.
Y tras bailar un poquito, nos tomamos unos helados de limón solo aptos para supervivientes.
Os deseamos un feliz curso y estamos seguros de que competiréis con nosotros un trocito de vuestro próximo verano en el que nos colaremos en las alucinantes aventuras de Julio Verne.