La magia ha regresado a la Vega de la mano de estos locos bajitos que han naufragado placidamente en la isla de Robinson. 
Hoy, en una asamblea de bienvenida, nos hemos presentado. Muchos son ya veteranos de estos verdores estivales y en sus ojos aparece el brillo del encuentro, de quien se encuentra como en casa; otros son caras nuevas que reflejan la sorpresa ante la lúdica novedad.
Con una cartuliza azúl y los pliegues precisos para pasar de un gorro de marinero a un barquito destrozado por la tormenta, resumimos la novela Robinsón Crusoe; con unas tablas procedentes de algún naufragio, explicamos todas las actividades y aventuras que iremos viviendo.
Y nos organizamos; y advertimos que en este rincón del mundo no hay sitio para los castigos; y los animales no son juguetes; y el bahul de sugerencias; y la libreta viajera abierta a las aventuras vividas por miembros de nuestra familia, y ...
Tras organizar los grupos (náufragos, marineros y caníbales) jugamos, nos instalamos, nos remojamos para espantar al pegajoso calor y tomamos una merienda en el secadero de palo, convertido en la casa de campo de Robinsón. E incluso nos dió tiempo a realizar una bandera con las huellas de nuestros pies que nos enseña que no estamos solos. 
Y en este primer día aprovechamos para presentar a los locos, ya no tan bajitos, que compartiremos esta isla con vuestros hijos e hijas: Ana la marinera, Partri la náufraga y César el canibal.
Estais todos muy auténticos y muy guapos. Feliz verano.
ResponderEliminarMe encantan las imágenes de nuestros niños/as. La aventura que están viviendo es un poquito nuestra también cuando vuelven a casa cargados de historias, anécdotas e imaginación... Muchas gracias Robinsones!
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