Varias carreras que traen cola y mermelada de naranja.

La mañana comienza despertando en las asambleas, aunque, a la vez, nos dejamos llevar por las ensoñaciones que recordamos y dejamos constancia de ellas en nuestras Libretas del Espejo. 

Dejamos constancia de una curiosa visita. Unos amigos de la UGR vinieron a recoger unas muestras de suelo de nuestra huerta para hacer unos experimentos. Y es que puede ser sorprendente el análisis de la tierra del Jardín de las Flores Vivas. Y como no nos lo entreguen.... ¡Que les corten la cabeza!

También os contamos que por la mañana, antes de que apriete el calor, un grupo hace juegos de la Casa de los Espejos. En esta ocasión realizamos carreras absurdas para secarnos, de esas que traen cola.

Carreras de relevos, globos, sacos y movimiento libre por el espacio. Tras haber salido del Mar de Lágrimas, los personajes capitaneados por el extinto Dodó, nos proponen una serie de carreras azarosas para secarnos 

Para introducirnos más en la ambientación de este mundo loco y mágico, hemos visto un pequeño fragmento de la película de Disney, en el cual se desarrollan dichas carreras.

Jugamos al "palo borracho", carrera que consiste en girar alrededor de un palo de madera con la intencion de marearnos un poco antes de salir a correr. 

También hacemos carreras con globos. El objetivo era llegar a la meta llevando el globo por parejas con una parte específica del cuerpo. 

O corríamos sin rumbo ni meta imitando distintos animales del cuento de Alicia. 

También hicimos carreras de sacos y nos acordamos del modo en el que los ujieres "sofocaban" los aplausos en el capítulo ¿Quién robó las tartas? "... cogieron una bolsa de lona, metieron al infortunado conejillo dentro y se sentaron encima"

Tras la merienda hemos estado elaborando mermelada de naranja, esa explosión de sabor dulce y amargo. Y es que cuando Alicia cae despacio por el pozo se encuentra en una estantería un bote de mermelada de naranja vacío. Nosotros lo llenamos. 

La receta consiste en pelar las naranjas, trocearlas y cocerlas con azúcar moreno y una ramita de canela. Además, añadimos pedacitos de cáscara que hemos cocido previamente un par de veces cambiándole el agua. 

Durante el día hacemos actividades diversas, pero surgen instantes en esta particular historia que no están escritas y que, probablemente, serán las que recuerden con más intensidad. 

Cuando fui capaz de balancearme de la rama de la morera como un mono; del encuentro con ese pequeño gatito que aparecía y desaparecía como el Gato de Cheshire; o de la sensación de meterse en ese laberinto misterioso llamado maizal. Experiencias vividas con intensidad.