martes, 1 de agosto de 2017

Music Land.


Unos treinta músicos inician el cuarto acto de esta sinfonía en la que "Damos la Nota en Calve de Sol"

Hoy es día de conocer y organizar. Pero el juego y las risas tienen que aparecer continuamente.


Tras presentarnos, hicimos lo propio con la actividad que vamos a desarrollar. La música será el hilo conductor de los talleres, los juegos, los experimentos y todas las historias que inventemos. En nuestro pentagrama del tiempo colocamos las notas musicales que representaban las distintas cosas que iremos realizando.

También dimos a conocer a nuestros animales más tiernos: a Bemol, un conejillo que debe tener un mes y a Mora, nuestro pequeño cerdo vietnamita... Chiquito pero tenor. ¡Qué manera de gritar cuando lo cogemos!


También hablamos de las libretas viajeras que irán y vendrán de vuestros hogares: "Las aventuras de las siete fantásticas" y "La banda sonora de nuestras vidas"


Hicimos los tres grupos: "Musicalia", "Los Trotamúsicos" y "La Banda de Mozart". Vimos los inicios de las series de animación que dan nombre a nuestros grupos.


Para conocernos un poquito, al menos los nombres, realizamos unos juegos de presentación.


Contamos nuestras sencillas pero vitales normas de convivencia. Somos una orquesta donde la felicidad de cada instrumento depende de la armonía que tenga con los demás. Y jugar con la tela de colores nos hace sentir parte de un todo. Uno de los juegos que realizamos fue hacer zumbar a las notas musicales huérfanas de pentagramas.


Luego nos instalamos, hicimos unos juegos y una sesión de fotografía tomando contacto con algunos instrumentos. ¡Qué las disfrutéis!


Tras la merienda preparamos nuestras carpetas de notas en las que iremos guardando trabajos y recuerdos.

En el Chim-pum final del día, vimos un corto de Walt Disney llamado "Music Lan" (1935). Plantea una situación cultural muy viva por entonces: la oposición entre la música clásica y la música popular, el jazz. La acción avanza a través de múltiples segmentos famosos de ambos estilos y otros muchos guiños que convirtieron al cortometraje en uno de los más inspirados y memorables ejemplos del uso de música clásica en la animación. Los personajes principales no dicen una palabra, sino que se comunican mediante el sonido típico de los instrumentos.

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