Todas las mañanas, los circenses se reunen en corro para hablar y escuchar. Contamos que es lo que vamos a hacer, leemos lo que han escrito nuestros padres y madres en las libretas viajeras (sus recuerdos de infancia sobre el circo) y miramos el buzón de sugerencias. Los geniecillos intentan concedernos los deseos introducidos en la Lámpara de Aladino.
Es curioso como la mayoría de los papas y mamas recordamos con cariño a Los Payasos de la Tele
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