Además, nuestros temores fueron confirmados por una nota que apareció junto a la máquina del tiempo, una carta de Leonardo da Vinci. Juan la estuvo leyendo y decía así:
"... imagine una máquina del tiempo ahora hecha realidad. Y al usarla he abierto una puerta espacio temporal entre la Florencia del siglo XV y este rincón de la Vega en el siglo XXI.
En esta ocasión un aprendiz que no duró ni un día en mi taller por su incapacidad para el arte ha robado mis colores. Parece que envidiaba a Salaino, mi aprendiz preferido. Aunque era obstinado, glotón y embustero, era hábil con el pincel y un buen modelo para algunos de mis cuadros.
La pretensión de este Dentuzio Pasmarotti es que mis cuadros pierdan sus colores y por lo tanto desaparezcan. Pero como es bastante inútil, ha perdido el mapa donde indica donde los ha escondido.
Os lo dejo para que vosotros seáis capaces de orientaros y recuperéis mis pigmentos. De ese modo salvaréis mi legado artístico.
Mucha suerte y confío en vuestro buen sentido".
Así pues este viernes y el lunes siguiente tendremos que salir a la aventura y buscar los pigmentos robados.
Y, comentando impacientes lo acontecido, nos pusimos a trabajar. Antes, en la asamblea, estudiamos uno de los primeros cuadros en los que intervino Leonardo. Al terminar su periodo de aprendizaje, siguó trabajando en el taller de Andrea Verocchio. Tendría unos 20 años. En esta época colaboró en un cuadro de su maestro, "El Bautismo de Cristo". Los dos ángeles arrodillados están pintados por Leonardo.
Según cuentan, al ver Verocchio la obra terminada por Leonardo, le pareció que aquellos ángeles estaban mucho mejor pintados que el resto del cuadro; tiró los pinceles y juró que no volvería a pintar nunca más.
Nosotros observamos estos dos ángeles y nos preguntamos ¿Qué se cuentan los ángeles uno a otro? Imaginamos y escribimos su conversación.
Los Inventores en la huerta sembraron rábanos, recogieron moras e hicieron una rica mermelada de mora.
Os mostramos a Manuel, el adiestrador de gallinas.
Después de trabajar con los animales ponemos a prueba nuestra imaginación. Uno de los manuscritos de Leonardo da Vinci incluido en el “Tratado de Pintura” explica cómo hacer para que un animal fingido parezca natural.
A Leonardo le gustaba inventar animales fantásticos. Ahora nos toca a nosotros; dibujamos un animal con partes de otros conocidos.
Aprovechamos para enseñaros un prototipo del planeador que han hecho Los Naturalistas con el que intentarémos "volar" la semana próxima. También os enseñamos un puente flotante que realizamos en el taller del inventor con corchos y pinzas. Recordamos así que Da Vinci era un gran ingeniero.
Al final de la mañana nos zampamos los polos de sandía que estaban buenísimos.
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