La banda sonora de nuestra vida

Con armonía y buen ritmo iniciamos la mañana. Tras la obertura en la que contamos lo que vamos a hacer y leemos y escuchamos las libretas viajeras, nos ponemos a dar la nota.

Y os recordamos que con la banda sonora de vuestra vida estamos elaborando una divertida lista en el Spotify.



"Los Trotamúsicos" estuvieron en la huerta. Sembramos lechugas y escarolas; también quitamos lechugas y coles que se habían subido dando flores. Se las comerán los animales. Y nos pusimos a regar con la bomba que coge el agua de la acequia Tarramonta.

Y, con las manos bien limpias, aprovechamos bizcochos un poco duros para hacer bombones con forma de notas musicales. Mezclamos en una batidora 40 gramos de mantequilla (previamente derretida), con 60 gramos de leche condensada y los trozos de bizcocho. Introducimos media hora la masa en la nevera para después poder hacer bolitas mejor con ella.

Las colocamos en una cazoleta de papel y las adornamos con fideos de colores, virutas de chocolate y coco. El palito de la nota lo ideamos con un mikado de chocolate.

En el corral estuvieron "Los Musicalia". Después de darles de comer, vimos el cuento de "Los músicos de Bremen" y realizamos una manualidad con sus protagonistas.

Tras la merienda, "La banda de Mozart" en el Taller del Luthier realizaron un cascabel con chapas y una turuta con tubo corrugado. Y nos pusimos a tocar...



Mientras tanto, "Musicalia" le tomo las cinco lineas al pentagrama e hicieron muchos juegos con cuerdas (buscapies, soga cooperativa, sogatira, zorros y cazadores, sobre el lío encordado, puntería con cuerdas y balón y juego de equilibrio).

 Y "Los Trotamúsicos" realizaron dos actividades de su carpeta de notas: la música es diversidad (situamos las notas en el pentagrama mediante nuestras huellas dactilares) y la música es creatividad (aprendemos a trazar la clave de sol y la transformamos con la ayuda de nuestra imaginación).

Para terminar, en nuestro Chim-Pum, escuchamos "La Danza de las horas" del ballet tomado de la ópera La Gioconda del italiano Amilcare Ponchielli, que es bailado por hipopótamos, elefantes, avestruces y cocodrilos con gracia y virtuosismo.


Terminamos la mañana zampándonos presto accelerando los bombones con forma de nota.