En el diario de la Sociedad
Secreta Verniana sabemos que todo tiene un antes y un después, que hay
tiempo para moverse y para detenerse.
Que se lo digan si no a Cata, que se vio resplandeciente tras el baño a conciencia que le dio la tripulación del Nautilus. Parece un anunció de gel para bovinos.
Antes de la merienda trabajamos duro. En la huerta construimos unos espantapájaros, guiamos los tomates cherry, pusimos las cañas de los tomates, quitamos malas hierbas hierbas y otros asuntillos por ahora secretos.
La huerta se vio también muy lucida con los tutores, sin hierbas y con sus nuevos vigilantes.
Pero también hubo tiempo para pararse, para practicar de la mano de la descendiente de Auda un ratito de yoga y para tener un momento playero después del manguerazo.
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