viernes, 19 de julio de 2013

Moras y calabacines

En la sociedad verniana nos hemos despedido hoy de dos socios, de Alix, que regresa a Francia, y de Rafa, que se queda algo más cerca.

Mientras la tripulación del Victoria cuidaba a los animales, entre otros a las 13 tortugas (un buen número ya que como científicos que somos no creemos en las supersticiones), la tripulación del Columbiad se dedicó a trastear por la huerta.


 
Quitamos malas hierbas, recogimos tila hicimos papel de acelgas y además preparamos mermelada de calabacín.  Por cada kilo de calabacín añadimos 400 gramos de azúcar y el zumo de medio limón.

No es de extrañar que el cultivo del calabacín  tenga tan larga tradición histórica si se tiene en cuenta que es una de las verduras con más virtudes nutritivas. Una de las características alimenticias que lo convierten en un alimento tan recomendable es su alto contenido en vitamina C. También son muy ricos en ácido fólico. La semana que viene la envasaremos.

Mientras troceaban esta cucurbitácea (¡como hablamos los vernianos!), los hortelanos con espíritu de estornino se subieron al moral a recolectar moras negras y dulces. Con ellas preparamos unos pinchitos que después de pasar por la nevera estaban deliciosos.

La mora negra es nativa de China y hace unos siglos, se naturalizó en Europa. Se ha utilizado para combatir las infecciones orales y para ablandar la tos. Su propiedad medicinal más importante es que es un gran antioxidante. Por eso nos conservamos tan jóvenes.

Hoy el lavado de manos tuvo de regalo el chorro mortal contra la bandeja. Muchas risas refrescantes.
 









En el rato del taller de los inventos de Verne, antes de finalizar el submarino, nuestra imaginación hizo de las suyas. A mitad de camino del resultado final nos encontramos con unos ojos saltones o con unos secadores del pelo divinos. Paquita, el loro más simpatico de la Vega,  recorría nuestras cabezas picoteando nuestras imaginativas ocurrencias.

Finalizamos la jornada tomando unas deliciosas brochetas de moras y unos polos de limón; Jorge el nautiliano los disfrutó de lo lindo. Y nosotros con él.

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