viernes, 14 de julio de 2023

Capítulo IX: El Torneo de Canto de la Ciudad de Plata.

Llegamos al último día de la segunda incursión en Fantasía. Y todos los niños y niñas han superado todos los retos y son merecedores de portar el Auryn. Y Julia, Adri, Moha, Pedro, Sofi y Elvira son quienes lo han hecho posible a pesar de los calores y los neumococos. 

Hoy, como estaba ya anunciado, apareció uno de los gnomos que forman parte de los Dos Colonos, Enguivuck, el estudioso del Gran Oráculo y La Voz del Silencio.

Pero hoy nos invita no al silencio, sino al canto. Y es que en la ciudad de Palta de los amargancios se celebra todos los años un torneo de canciones y cuentos. Y nos reta a hacerlo nosotros. 

Los amargancios, por una viejísima tradición, somos los cantores y cuentistas de Fantasía. Nuestros niños y niñas son iniciados muy pronto en ese arte. Cuando se hacen mayores, deben viajar muchos años por todos los países y ejercer esa profesión para utilidad y provecho de todos. Por eso se nos acoge en todas partes con respeto y alegría.  

En la plaza se había congregado una gran multitud, pero esta vez había pocos de los forasteros que habían venido a la ciudad para el torneo. En su mayor parte, la multitud se componía de amargancios, hombres, mujeres y niños, todos ellos bien parecidos y de ojos azules y todos con elegante vestimenta de plata. La mayoría tenía instrumentos de cuerda hechos de plata, arpas, liras, guitarras o laúdes, con los que pensaban acompañar su representación, porque todos ellos tenían la esperanza de poder exhibir su arte ante Bastián y Atreyu.

Enguivuck nos trae unas de esas elegantes vestimentas que presidirán el torneo de canto. El problema es que también nos regala otro obsequio fruto de sus investigaciones: una pócima realizada con agua purificada del Pantano de la Tristeza mezclada con cabellos de la Emperatriz Infantil. Nos dice que sirve para aclarar nuestras voces y facilitar cantos extraordinarios... aunque también nos avisa de que en contadas ocasiones tiene algunos efectos inesperados. 

Cuando se marcha iniciamos los cantos, que nuestras historias ya las dejamos reflejadas en las libretas viajeras. Y parece que este agua rociada por el gnomo no nos facilita la labor. Nos cambia el tono de voz pareciendo que fueran los diminutenses los que cantasen, aunque en ocasiones ocurre lo contrario. A otros se les olvidan las canciones, se vuelven tímidos escondiéndose tras las partituras, danzan como dementes o se sumen en la mayor de las melancolías. 

Aun así, damos el do de pecho completando un magnífico recital de canto. No hace falta que nos coloquen laureles, ya los llevamos ayer a casa.

Tras este esfuerzo nos lanzamos al banquete de la merienda compartida.

Ya solo resta completar el portafotos con la instantánea que nos hicimos ante el mapa de esta región y con el pequeño Falcor en brazos. Y aprovechamos para que los amigos y amigas nos echen un autógrafo. 

También sacamos un ratito para intercambiar cuentos, un modo de conseguir que sigan vivos, que sean historias sin fin. 


Y nos entregan los certificados donde han sellado nuestros retos. Además, los que más se curraron el canto, reciben unas chapas y unos diplomas conmemorativos. 

En este último video, los pocos artistas que no probaron la pócima de Enguivuck. Nadie sabe por qué, misterios de este extraño mundo. 

Todos regresamos al mundo real, pero en un par de jornadas otro grupo de niños y niñas regresarán a Fantasía a luchar contra la Nada. Pero esa es otra historia que será contada en otra ocasión.  

1 comentario:

  1. Laura Fernandez Arcas15 de julio de 2023, 10:41

    Es nuestro primer verano con vosotros y el que viene repetiremos, nos encanta, gracias por todo lo que hacéis!!!!❤️👏

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