Ya habíamos escuchado sus lamentos y hoy sonó su profunda voz entre los ecos de nuestra acequia. En corro la escuchamos con atención, era la voz de Morla, la anciana tortuga del Pantano de la Tristeza. Su soledad es tal que habla consigo misma y su desilusión y desidia no tiene límites. Tal vez te vuelves vetusto cuando pierdes la esperanza.
Escuchamos su voz que decía:
Mira vieja, mucho tiempo hacía que no nos movíamos del Pantano de la Tristeza. Pero qué importancia tiene, muy poco para nosotras. Y mira vieja, pequeños humanos en el Mar de Hierba, hablando rápido, moviéndose rápido como si algo de lo que hacen fuese urgente o importante
Somos viejas, pequeños y pequeñas, demasiado viejas y hemos vivido bastante. Hemos vivido demasiado. Para quien sabe tanto como nosotras nada es importante ya. Todo se repite eternamente: el día y la noche, el verano y el invierno…, el mundo está vacío y no tiene sentido. Todo se mueve en círculos. Lo que aparece debe desaparecer, y lo que nace debe morir. Todo pasa: el bien y el mal, la estupidez y la sabiduría, la belleza y la fealdad. Todo está vacío. Nada es verdad. Nada es importante.
Pero Atreyu es muy cabezota y nos ha pedido que os hagamos una visita, verdad vieja. No sé si saben que soy Morla, la vetusta tortuga y que como nadie me visita hablo conmigo para no aburrirme. Atreyu ya está mayor, pero no tanto como nosotras. Es sabio, pero no tanto como nosotras. Y vieja, sigue siendo un guerrero con esperanza.Y fíjate, me ha pedido que invite a la lentitud a estos niños y niñas que parecen moscas zumbando de un sitio para otro, hablando rápido y fuerte sin enterarse de nada. Este es el reto: tenéis que superar pruebas donde lo que importa es hacerlo todo muy, muy, muy despacio.
Pues que tengáis suerte, aunque si no la tenéis tampoco es importante. Pequeños y pequeñas, todo es inútil y aburre. Vieja ya les hemos transmitido el mensaje. Ahora hacer lo que queráis y ¡dejarnos en paz!
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