Aprender a hacer cosas

 Robinsón Crusoe se admiraba de la capacidad que tenemos todos de ser capaces de realizar todo tipo de oficios con paciencia y constancia. 

Y nosotros nos hemos puesto manos a la obra en la empresa de aprender nuevas tareas del único modo posible: haciéndolas.

Así, en nuestra isla, hemos aprendido a usar la aguja, empezando con una puntada muy simple que sirve para cerrar la bolsa aromática de romero y mejorana.

Hemos aprendido a elaborar limonada exprimiendo los limones y añadiendo agua, azúcar y un poco de hierbabuena de la huerta. Nos dimos cuenta de que las proporciones de los ingredientes son de gran importancia.

Hemos aprendido a hacer polos de naranja y de limón. A los primeros no le añadimos nada más que un poco de azúcar; a los segundos azúcar y agua.

Y también aprendimos a montarnos un delicioso y nutritivo batido de vainilla. Usamos leche, azúcar vainillada, azúcar normal, canela. Lo más importante es batirlo muy bien hasta que crezca y se ponga espumoso. 

Y en todas estas labores del aprendiz a cocinilla, la higiene es fundamental: manos y utensilios limpios y una correcta manipulación.

Por delante nos esperan muchos otros retos, muchos huevos por abrir.