Todos los días, ya sean caníbales, marineros o náufrago, jugamos con el agua en nuestra particular playa tropical. Así engañamos al calor sin necesidad de piscina.
La pista deslizante, el abordaje y el manguerazo son modos de darnos un divertido chapuzón.
Otras veces gritamos: ¡Temporada de lluvia! y cae un aguacero sin necesidad de nubes, desconcertando al azul cielo veraniego.
Esta cuestión no nos debe sorprender, ya que anotamos en nuestro diario que en la isla donde naufragó Robinson Crusoe no hay verano ni invierno; el clima es tropical con temporadas secas y lluviosas.
Esta cuestión no nos debe sorprender, ya que anotamos en nuestro diario que en la isla donde naufragó Robinson Crusoe no hay verano ni invierno; el clima es tropical con temporadas secas y lluviosas.
Y en ocasiones a César se le va la pinza y nos moja a todos convertido en el hombre lluvia.
Aunque también nos refrescamos con los polos de limón, de naranja, la limonada o el batido de vainilla.
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