El grupo que está trabajando con los animales del corral, se acerca a la huerta y, mientras los compañeros econautas recogen tomates o se suben a la morera, ellos se fijan en una extraña casita llena de troncos con agujeros.
Aprenden así que es un hotel de insectos y cuales son sus inquilinos.
Los principales ocupantes de estos particulares hoteles son las abejas y avispas solitarias, que los utilizan para construir las celdas donde se desarrollará su descendencia. Los “hoteles” son una forma de compensar la carencia de huecos naturales aportándolos de forma artificial.
¿Y por qué los hortelanos apañados debemos ayudar a las abejas y avispas solitarias?
Las abejas y avispas son fauna auxiliar, es decir, organismos que nos benefician debido al control biológico de plagas que ejercen, a que polinizan cultivos y ecosistemas o a que mantienen la salud y fertilidad del suelo.
Para retener esta sencilla idea de que lo pequeño es grande, de que los que parecen inútiles y molestos insectos son, sin embrago vitales para nuestra supervivencia, rellenamos una pequeña ficha y acemos una abeja a partir de un tapón de plástico y un limpiapipas.
Y de los insectos de verdad a las mariposas de papel con las que estamos reutilizando un rollo de cartón del papel higiénico.
Con un molde de una mariposa que decoramos con ceras o con acuarelas, una base, papel de seda, pegamento de barra y un rollo de cartón, estamos haciendo un simpático lapicero.
Y Cartunez se ha enterado y por eso nos visita todos los días para agradecernos que estemos aprendiendo a reutilizar el cartón; y nos recuerda que si tenemos que deshacernos de papeles o cartones, ahí está el y el resto de contenedores azules para que los echemos dentro de ellos. Es el mejor modo de facilitar su reciclado.
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