Escribimos con ilusión e imaginación los últimos renglones de esta aventura.
Nada más llegar, aparece el Pezsajero Real, ese lacayo de la Reina de Corazones que aunque no es bacalao siempre debe estar mojado.
Y metido en los cubos para no escamarse de más, nos cuenta que trae unas cartas con las que nos invita a jugar, la baraja de Wonderland.
Y eso hacemos. Pasamos por tres estaciones donde imitamos las imágenes de las cartas o afinamos la puntería.
Ponemos a prueba nuestra habilidad lanzando cartas lo más lejos posible y pasando las pelotas bajo ellas.
También hacemos carreras locas cooperativas de distintos modos: el puente, arriba y abajo, etc.
Llega el momento de la merienda compartida. Os agradecemos la cantidad de bizcochos caseros que habéis traído y mil manjares más. Con tanta comidita nos hemos vuelto locos de verdad.
Tras zamparnos los bizcochos y recorrer las mesas como la Liebre de marzo, aparece el que faltaba: nuestro amigo el Sombrerero Loco.
Nos trae los diplomas que certifican que estamos como una cabra, que somos de sonrisa fácil como el gato de Cheshire y que aprovechamos cada minuto del reloj del Conejo Blanco.
Para finalizar, rellenamos estos certificados poniendo nuestra huella sobre el reloj, coloreando a nuestro enigmático minino y haciendo nuestra cara en el lugar en el que debería estar la del Sombrerero.
Gracias por compartir estos días y a disfrutar de vuestro tiempo con una sonrisa y la cordura justa.
Tras la merienda estamos realizando tres manualidades que nos invitan a juguetear con las páginas de los cuento de Carroll.
En uno de los muchos cambios que sufre nuestra protagonista, su cuello se alarga y retuerce como si de una serpiente se tratase, dando un buen susto a una irritable paloma.
Hacemos una culebra con la cabeza de Alicia que si la situamos sobre un foco de calor dará vueltas y vueltas sin parar.
El croquet es un juego victoriano protagonista en esta historia. Mazas que son flamencos y pelotas de las que hacen erizos muy enrollados.
Nosotros hacemos un mini-croquet de mesa con unas plantillas, un palo de brocheta, una chapa y un corcho. La imaginación al poder.
Finalmente, en un cuaderno bien loco, trabajamos varios momentos vividos por Alicia. Entre todos y todas completamos la historia del Lirón que empieza: “Érase una vez tres preciosas hermanitas que vivían en el fondo de un pozo...” Y hacemos un dibujo que ilustre la historia cooperativa inventada.
Estas hermanitas sólo comían melaza y dibujaban cosas que empezaban con la tera M. Nosotros hacemos un dibujo de algo que empiece por la primera letra de nuestro nombre. Además, le damos gusto a Humpty Dumpty y hacemos una cara diferente que si pueda reconocer en un futuro reencuentro.
Y ordenamos la poesía de "Un joven que da consejos a un viejo" que cuenta la oruga. ¿Cómo es que no lleváis traza de sentar la calabaza? ¿Cómo hacéis con tanta grasa para entrar rodando en casa?¿Cómo sin dientes encima devoráis como una lima? ¿Cómo con tan mala vista sois tan buen equilibrista?
¿Cómo hay miradas que cuentan más que todo lo que se pueda contar?
Hoy han echo su aparición un grupo de locuelos y locuelas que pasarán con nosotros la semana. Les damos una cordial bienvenida pasada por agua.
Y también surgió la tormenta y la ansiada lluvia. Hoy si parecía un paisaje de cuento ya que hacía tiempo que no disfrutábamos de la luz filtrada por las nubes o del olor a tierra mojada.
Pero, aunque el cielo se caiga sobe nuestras cabezas, no dejamos de hacer "aliciadas". Estos días estamos enredado en seis por las que vamos rotando.
En el corral de la Oveja y su madeja, además de las tareas de los granjeros responsables, hemos hecho un pequeño homenaje al responsable de que Alicia saliera del hastío y corriera hacia el país de las Maravillas.
Aparece en el primer capítulo sosteniendo un reloj de bolsillo y gritando "¡Ay Dios! ¡Ay Dios! ¡Voy a llegar tarde!". Alicia le ve mientras estaba sentada cerca de la orilla del río y lo sigue hasta la madriguera bajo el seto.
Nosotros no estamos tan obsesionados con la puntualidad, pero sabemos que el tiempo debemos vivirlo con intensidad y aprovecharlo para luego tener la posibilidad de perderlo plácidamente, en cuyo caso no será una perdida sino un placer.
Realizamos una bonita marioneta de papel que la manejamos con un dedo.
La verdad es que este personaje no era precisamente simpático. Pero más antipática era la oruga que Alicia se encuentra fumando sobre una seta. Fumando como loca y recomendando el consumo de setas para tener la ilusión de que las cosas cambian de tamaño. Una amistad poco recomendable.
Antes de que los conejos o las orugas se coman el maíz, lo haremos nosotros tras una sesión de "maizfulness".
En este personaje y en los cambios que sufre o disfruta Alicia a lo largo de este sueño centramos una manualidad tras trabajar en la huerta. Realizamos la representación de la metamorfosis de un lepidoptero (que se note que somos biólogos además de cuentistas). Nos ayudamos con un plato, una plantilla, lentejas y unas pastas de distintas formas y colores.
Absolem, también conocido como la Oruga Azul aparece en el Capítulo V. Primero le hace a Alicia preguntas bastante comprometidas. Luego, se despide, no sin antes recomendarle que pruebe a comer de la seta para modificar su estatura nuevamente. Esperemos que cuando se transforme en mariposa tenga otros hábitos.
Todos y todas merecemos una segunda oportunidad, todos y todas debemos estar dispuestos a cambiar.
Y a soñar, como Alicia o el Pequeño Nemo, protagonista del Cine de Wonderland. Estamos viendo "El Pequeño Nemo", una peli japonesa de 1989 basada en las historietas de de Winsor McCay, considerado el primer gran clásico de la historia del cómic. Se publicó, por primera vez en el New York Herald en 1905.
El protagonista del cómic era un niño llamado Nemo -"nadie", en latín-, y cada página dominical de la serie correspondía a un sueño suyo. En la peli, el pequeño Nemo es un niño que no para de tener sueños. Tal vez por ello, es invitado por el rey Morfeo a ser su príncipe heredero en el Mundo de las Ensoñaciones.