jueves, 25 de agosto de 2022

Del Jardín de las Flores Vivas al Gato de Cheshire.

Seguimos leyendo de forma vivida las aventuras de la descreída Alicia, lo cual significa adentrarse con nuestras actividades en un sueño, en el que no existen las normas y uno vive la vida como la siente.

A lo largo de estos tres días hemos rotado por tres actividades antes y después de nuestra merienda loca.

Tras nuestras asambleas, uno de los grupos está en el Jardín de las Flores Vivas. Las de la huerta también hablan a su manera, con su olor, textura, color y sabor. 

Hemos recogido algunos pimientos, berenjenas y tomates. Y estamos haciendo nos ricos polos de fruta que nos los tomaremos el último día. 

No solo hay plantas vivaces que duran la estación que les toque; también tenemos árboles como la higuera, el moral, el tilo o un peral convertido en el árbol de la merienda del Sombrerero, el Lirón y la Liebre de marzo y un membrillero donde vive el enigmático Gato de Cheshire.

El gato de Cheshire es una de las figuras ficticias de la cultura inglesa más reconocidas alrededor del mundo, debido a que aparece en las obras de Alicia en el país de las maravillas escritas por Lewis Carroll, generando diversión, intriga, curiosidad y hasta miedo. 

El minino imprevisible siempre aparece sonriendo, a un nivel tal en el que incluso es capaz de desaparecer hasta convertirse en solamente una sonrisa.

No se si sabéis que las referencias a la sonrisa de los gatos de Cheshire datan desde mucho antes de la publicación de estos cuentos. En diccionarios muy antiguos de expresiones coloquiales aparece la frase "sonreír como un gato de Cheshire" en referencia a personas que al sonreír nos enseñan mucho sus piños y encías. 

Cheshire es un condado en el noroeste de Inglaterra, donde nació Lewis Carroll, conocido por la producción de quesos muy famosos. La idea de la sonrisa pudo haber surgido de las supuestas figuras de queso de Cheshire con forma de gato que se vendían en la época. Cuando las personas iban comiendo las formas de queso desde afuera hacia adentro, el gato desaparecía por completo, excepto por la sonrisa. 

Lo mismo le ocurre al gato de la historia de Carroll, ese que, además de risueño, es un filósofo:

- Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?

- Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar—dijo el Gato.

- No me importa mucho el sitio—dijo Alicia.

- Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes—dijo el Gato.

- Siempre que llegue a alguna parte—añadió Alicia como explicación.

- ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte, si caminas lo suficiente!

Estos días estamos haciendo dos actividades que tienen que ver con este felino. 

En la cocina estamos realizando unos deliciosos pastelillos dedicados a este personaje. Desmenuzamos bizcochos y los mezclamos con chocolate a la taza. 

Dentro de una tarrina de aluminio colocamos estas migas chocolateadas y lo rematamos con una galleta. La untamos de nocilla y la adornamos con lacasitos y una sonrisa hecha con fondant. 

En este mundo al revés en el que estamos, este postre es recomendado por los nutricionistas de la Reina de Corazones. Y a los que comen fruta... ¡Que le corten la cabeza!

Menos a Fran, claro está, que no es que coma mucha fruta, sino que antes hace alucinantes manualidades con ellas. Así que, quien no coma naranjas, ¡Que le pique un pollo!

Además, hicimos un lapicero muy chulo con unos rollitos de cartón y unas plantillas. El resultado nuestro Gato de Cheshire, esta vez en la versión Disney. 

La próxima mirada que echéis por la cerradura de la pequeña puerta que da a este mundo, desde el corral viajaremos a un huevo muy peculiar y de ahí a las carreras más locas. 

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