miércoles, 10 de agosto de 2022

Lápiz-sombreros, repionas y una tacita de té.




Sigamos mostrando este rincón de Aliciadas donde las antipatías las mandamos a las antípodas. Tras la merienda, trasteamos tres talleres.




En uno de ellos, con un plato y un vaso de papel hacemos el sombrero de nuestro loco más querido. Le ponemos un cartelito que reza: In this style 10/6.  Hace referencia al precio del sombrero, 10 chelines y 6 peniques. 


Con este lapicero sacaremos notazas de locura. Y sin necesidad de mercurio. Sabéis que la expresión "más loco que un sombrerero" procede del síndrome que tenían los que practicaban este oficio al tratar las pieles con mercurio. Terminaban enfermos y con comportamientos erráticos. Nosotros comportamientos erráticos tenemos pero, estamos bien sanos. 



En otro taller hacemos unas peonzas con unos compactos, unas canicas y tapones de plástico. Para que queden más bonitos, le colocamos una divertida y laberíntica mandala que nos conduce a los mundos de Alicia. 



Y como no damos puntada sin hilo, la razón de realizar esta manualidad es por lo que la Oveja le dice a Alicia cuando esta sube por las estanterías intentando capturar un objeto grande y brillante que cambiaba de forma y posición.



¿Tu que eres, una niña o una peonza? ¡Me vas a marear si sigues dando vueltas! - le preguntó la Oveja mientras se armaba con un nuevo par de agujas (de esas con las que no damos puntada sin hilo).


El tercer taller se lo dedicamos al té, tan presente en la sociedad victoriana inglesa como en el cuento de Alicia. Es más, los críticos literarios recomiendan la lectura de este libro con una taza de té en la mano con una nube de leche. O no. 




Además de polos de distintas infusiones con limón y una gominola, realizamos varios experimentos con la bolsita de té como protagonista.



Observamos como la condición de frío o caliente tiene que ver con el repiar de las partículas como peonzas, más rápido cuanta más temperatura hay.  



Y que una bolsita de té se puede convertir en un cohete espacial gracias a la menor densidad del aire caliente y al hecho de que la combustión sea una reacción exotérmica. Os damos permiso para que, en una sobremesa aburrida, le pidáis al camarero una bolsita de té y una cerilla. 

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