Después de darnos un paseo, nos metemos con la repostería. Fue Gunilda, la abuela de Olaf, la que le enseñó la mayoría de sus recetas. Dicen que era una gran guerrera que, cuando entraba en la cocina, se volvía tan dulce como sus postres.
Y estos sus sus preferidos:
Tarta de Gunilda
Machacamos galletas con un poco de mantequilla y lo ponemos en el fondo de un recipiente. Mezclamos un yogurt natural con un poco de queso de cabra y miel. Lo lanzamos sobre la galleta triturada. Finalmente, decoramos con unos frutos rojos.
Tortas Bien Dadas
Se tritura un plátano y se mezcla enérgicamente con copos de avena, miel y cacao en polvo. Se hace una torta y se lanza a la sartén donde le damos unas vueltas. Luego la decoran con azúcar molido.
Después de hacer estas dos recetas y de zamparnos los resultados, dibujamos a la abuela de Olaf como nos dicta nuestra imaginación.
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