lunes, 18 de julio de 2022

Entramos en la madriguera del conejo.

Por tercera vez entramos en la madriguera bajo el seto, nos atrevemos a atravesar la puerta que nos conduce a la Casa del Espejo. 

Aunque para entrar aquí es requisito fundamental estar loco, somos locos organizados. 

Primero hacemos los tres grupos, los rehacemos y los volvemos a hacer hasta que colocamos todas las piezas del ajedrez en su parte del tablero. Los Gatos sonrientes, los Sombrereros Locos y los Conejos blancos. Una vez repartidas las cartas, colocamos nuestras pertenencias en los cubos amarillos (dicen que es el color de los chiflados). 

Y cada cosa en su sitio. Colocamos los objetos que vamos a reusar en sus contenedores. 

Luego, para conocernos un poco, hacemos algunos juegos: quien soy yo y el espejo. 

No podía ser de otro modo siendo el primer día. Aparece el Sombrerero Loco a darnos la bienvenida. Recita versos del "Fablistalón", así como de "Los Consejos que da un joven a un viejo": 

¿Cómo es que no lleváis traza de sentar la calabaza? ¿Cómo hacéis con tanta grasa para entrar rodando en casa? ¿Cómo sin dientes encima devoráis como una lima? ¿Cómo con tan mala vista sois tan buen equilibrista?

Y pone en nuestro poder las cartas de la Octava Casilla que nos servirán para recompensar a los que se porten especialmente bien a lo largo de estos días que vamos a compartir. 


Antes de marcharse, jugamos con la capa de colores y se hace una foto con nosotros y nosotras. 


Incluso con los monitores que acompañarán a vuestros hijos e hijas: Elvira, Marina, Adri, Pepe y Elena. Y en breve se incorporará Moha. 


Tras la marcha de este personaje que prefiere cabras que niños, les contamos cómo se organizan los días, los talleres de antes y después de la merienda. El Jardín de la Flores Vivas, La Oveja y su Madeja, Los juegos de la Casa de los Espejos y los talleres de La Falsa Tortuga, El Cerdo que estornuda y la Oruga. 


Tras la merienda y el ratito de tiempo libre en el que nos refrescamos con la manguera (que vaya calor está haciendo) realizamos una ronda de tres actividades. 




En una de ellas hacemos una chapa del medallón que aparecía en la contraportada de la primera edición de Alicia; para los que ya han estado con nosotros realizamos una chapa diferente. Y damos a elegir entre tres laberintos: el gato que busca su sonrisa, el conejo blanco que busca su reloj o Tararí en busca de Tarará. Y es que no debemos perder la sonrisa, ni los abrazos ni el tiempo con bobadas.



En otra estación elaboramos un bonito marcapáginas del gato de Cheshire con su sonrisa, una nariz de corcho alambres como bigotes y un palo de polo. Una actividad sencilla y muy resultona. 




Y por último jugamos al juego de las sillas pero simulando la mesa de la merienda de locos del Sombrerero, la Liebre de Marzo y el Lirón. Y los que no encuentran taza o tetera, se colocan un sombrero y se hacen una foto. 




Empezamos borboteando, taladrando y rijando por la solea. Que aquí no se libra ni el gato. 

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