miércoles, 27 de julio de 2022

Los juegos del Conejo Blanco y las adivinanzas.


Un elemento muy importante en este rincón loco de la Vega son las asambleas con las que damos comienzo. Es el mejor modo de hacer locuras sin volvernos locos. 


En las fotos veis las tres asambleas: los sombrereros, los gatos sonrientes y los conejos blancos. Además de leer los sueños, organizamos la mañana y hacemos todos los pequeños ajustes que facilitan nuestra convivencia. 


Antes de la merienda y mientras en la huerta sembraban algunos puerros y hacían la infusión de albahaca (en esta ocasión añadimos limón y sustituimos el azúcar por un chorrito de miel), uno de los grupos hace los juegos del Conejo Blanco. 



Portador del reloj de bolsillo, como el del abuelo de Lucía, este conejo siempre está pendiente de la hora. Y en estos juegos, el tiempo cuenta. 



Con objetos sencillos, planteamos un tiempo determinado para superar distintos retos. Juegos sencillos y muy divertidos. 

Torre de vasos y de platos y vasos.


Lanzamiento de pajitas a las pequeñas botellas


Salto de cucharas y de chapas


El boliche y los gorros y el té.



Las canicas en las botellas


Juegos con vasos y pelotas de ping-pong


Es bonito ver que los niños y niñas pueden divertirse con cosas de andar por casa, sin necesidad de juguetes complicados y tecnológicos. Tal vez, es un modo de recuperar la infancia a lomos de la imaginación, una idea muy presente en los mundos de Carroll. 


Tras la merienda una de las actividades podría comenzar: es una cosa divina que se acierta si se atina. 

Pues eso, realizamos un libro sobre las adivinanzas. Y es que los acertijos, los juegos de palabras y las adivinanzas es parte de la esencia de los sueños de Alicia. 


¿En que se parece un cuervo a una mesa de escritorio? - dijo el Sombrerero.
Esto se pone divertido – pensó Alicia-. Me alegro de que les gusten los acertijos.


Este cuadernito lleva siete adivinanzas; bajo el enunciado de las mismas los niños y niñas dibujan su solución, todas ellas con alguna conexión con la aventura de Alicia. En una de ellas colocamos el objeto al que se refiere. Algunos ejemplos:


Tamaño como el de una cazuela, tiene alas y no vuela.

Una caja muy chiquita, blanquita como la cal, todos la saben abrir,  nadie la sabe cerrar. 

Si se ríen, yo me río; si lloran, hago lo mismo; sólo me falta el hablar.


Y mañana... adivina adivinanza, pero espabila, que el tiempo cuenta.  

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