La actividad que realizamos en la huerta es muy diversa, casi tanto como la cantidad de verduras que nos regala en verano.
Empezamos contando el homenaje que le hacemos a Giuseppe Arcimboldi, más conocido como Arcimboldo. Fue un artista italiano que vivió hace quinientos años. Era filósofo, poeta y pintor.
Debía gustarle mucho la comida vegetariana porque se hizo muy famoso por las sorprendentes cabezas compuestas de frutas, verduras y flores.
Imitando su talento, hacemos una cara a partir de frutas y verduras recortadas y compuestas a modo de collage sobre el contorno de un rostro. Completamos así el trabajo que iniciamos la semana pasada.
En la huerta recogemos todos los frutos que van madurando. Cosechamos calabacines, pepinos y berenjenas. Los girasoles están precisos con las flores recién estrenadas y repletas de pequeñas abejas.
Y tenemos el gustazo de coger y comernos las primeras fresas y los primeros tomates, esos que abres y están prietos y sabrosos.
Sacamos de la tierra un manojo de zanahorias. Los econautas están fascinados ya que no habían visto nunca una zanahoria saliendo del caballón. La verdad es que grandes no son, parejas tampoco... pero están muy ricas.
Otra sorpresa surge del maizal, un lugar bastante misterioso. Cogemos algunas panochas y la sorpresa surge de nuevo al pelarlas y aparecer las ordenadas hileras de granos aún verdes. Y el olor que desprenden es delicioso.
Y hablando de aromas, contaros que finalmente recogemos albahaca con la que esperemos preparéis algún plato. Tras cortarla en la huerta preparamos bolsitas con hojas de albahaca fresca.
Convertida en un icono de la cocina italiana, la albahaca es una planta muy extendida por toda la cocina mediterránea, pero con muchas variedades y usos diferentes que la alzan como una de las hierbas aromáticas más populares del mundo.
Su inconfundible aroma embriaga con solo rozar las hojas frescas (muchos agricultores la cultivan sencillamente por esto) y aporta un sabor fresco, dulzón y muy penetrante. Se puede consumir en crudo o cocinada, y admite multitud de maridajes y preparaciones diferentes.
Pero para conseguir todos estos manjares, el suelo tiene que estar vivo. Los abonos orgánicos contribuyen a esto. Uno de los mejores es el vermicompost, el que obtenemos gracias a la lombriz roja de California.
Les contamos algunas intimidades de este sencillo y eficiente animal habitante de los suelos. Separamos las lombrices del sustrato y lo metemos en bolsitas para que se lleven una muestra para los tiestos de casa.
Es importante que manipulen estos pequeños animalillos a los que mucha gente tiene animadversión. Incluso descubrimos algunos capullos de lombriz y contamos intimidades sobre su vida sexual.
Variada, saludable y sorprendente.
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