Rico, Rico, Rico.

Un día muy intenso. 

Nada más llegar, nos enteramos que Anaís, enredando con el transmutador, se ha convertido en un econauta un tanto particular: Paquinauta, la cocinera más extravagante de la ciudad.

Y nos cuenta su ensoñación. Se ha cansado de cocinar para los ciudadanos y ciudadanas. Los Socavadores les han convencido de que no pasa nada por tirar kilos y kilos de alimentos. Y eso no lo puede tolerar. 

Cerró su restaurante y montó uno muy particular. Se llama "Rico, Rico Rico" y despacha comida para llevar. Y se los vende a !los contenedores que hay en la calle! 

Poco a poco va recibiendo la vidita de Cartunez, Vidriolo, Plastichin y Aceitina. A ninguno le gusta la ensalada mixta de la casa que lleva un poco de todo. Prefieren cartones y papeles a la plancha, guiso de vidrios o los envases gratinados al horno. Y para Aceitina una buena botella de aceite usado bien pringosa. 

Al final les pagan con un dinero cuyo valor es contribuir a conseguir una ciudad, un planeta más sonriente. Y si el planeta está feliz, eso garantiza nuestra alegría y sobre todo, la de las generaciones futuras. 

Al final los contenedores y los aprendices a econauta, le cantan el cumpleaños feliz a Paquinauta, por que su cumple está al caer. Y es que es importante cuidar a los que trabajan contigo codo a codo dando mucho y poniendo sonrisas en vez de condiciones. 

Y todos los contenedores de recogidas selectivas se hacen una foto con nosotros y nosotras. Cuando esta imagen la vea la Doctora X se va a quedar muy, muy contenta. 

Tras la merienda.... ¿A quién no le va a gustar un buen manguerazo?

Globos de agua, barreños para ponernos pingando, la pista deslizante y el cañón de la espuma. Y una gran sorpresa: Cartunez se apuntó a la fiesta de la espuma que decía que de tanto estar en la acera, la polución de la ciudad lo tenía muy sucio. Limpio no se si quedaría, pero cansado....mucho.